Clasificacion de vinos argentinos

Industria vinícola argentina

El vino Malbec, conocido por su sabor a fruta negra y su final ahumado, es una buena alternativa a los Cabernet Sauvignon y Syrah, más caros. Sin embargo, el Malbec es mucho más que un buen vino. Conozca los secretos del vino Malbec, algunos consejos para maridarlo y 4 datos sorprendentes que le harán cambiar de opinión sobre esta «humilde» uva vinífera.

ARGENTINA: Los principales sabores frutales de una copa de Malbec argentino son la mora, la ciruela y la cereza negra. Los sabores matizados ofrecen chocolate con leche, cacao en polvo, flores de violeta, cuero y, dependiendo de la cantidad de roble envejecido, un final de tabaco dulce.

FRANCIA: Mientras que el Malbec argentino es afrutado, el Malbec francés es todo lo contrario. Procedente de la región de Cahors, es coriáceo, con sabores de grosella ácida, ciruela negra y un sabroso amargor descrito a menudo como verde al principio. Los Malbec franceses, del Loira y de Cahors, tienen una acidez más alta, que se atribuye a sabores descritos como pimienta negra y especias. Debido a su tanino y acidez moderados, con menos alcohol, los vinos Malbec franceses tienden a envejecer más tiempo.

Datos sobre el vino en Argentina

Argentina es el quinto productor mundial de vino[2]. El vino argentino, al igual que algunos aspectos de la cocina argentina, tiene sus raíces en España. Durante la colonización española de las Américas, se llevaron esquejes de vid a Santiago del Estero en 1557, y el cultivo de la uva y la producción de vino se extendieron primero a las regiones vecinas y luego a otras partes del país.

Históricamente, a los vinicultores argentinos les interesaba más la cantidad que la calidad, y el país consumía el 90% del vino que producía (45 litros al año o 12 galones estadounidenses al año per cápita, según cifras de 2006). Hasta principios de la década de 1990, Argentina producía más vino que ningún otro país fuera de Europa, aunque la mayor parte se consideraba inexportable[3]. Sin embargo, el deseo de aumentar las exportaciones impulsó importantes avances en la calidad. Los vinos argentinos empezaron a exportarse en la década de 1990, y en la actualidad su popularidad está creciendo, convirtiéndose en el mayor exportador de vino de Sudamérica. La devaluación del peso argentino en 2002 impulsó aún más la industria, ya que los costes de producción disminuyeron y el turismo aumentó significativamente, dando paso a todo un nuevo concepto de enoturismo en Argentina.

Regiones vinícolas de Argentina

ResumenEste estudio evaluó los perfiles fenólicos de vinos Malbec elaborados con uvas de 23 parcelas distribuidas en 12 indicaciones geográficas (IG) de Mendoza, Argentina. Los vinos fueron elaborados bajo condiciones estandarizadas de vinificación durante tres añadas consecutivas (2016-2018). Los datos discriminaron vinos de diferentes IGs y parcelas, basándose en un análisis integrador de datos mediante herramientas quimiométricas. El efecto añada y compuestos fenólicos específicos se asociaron con algunas IG o parcelas. Además, las condiciones climáticas regionales permitieron una discriminación parcial de las IG (y también de algunas parcelas). Un análisis de bosque aleatorio identificó correctamente 11 de las 23 parcelas individuales en las diferentes añadas. Los compuestos más notorios asociados a dicha clasificación fueron el ácido p-cumárico, el delfinidin-3-O-glucósido, el ácido cafeico, la quercetina y el peonidin-3-O-glucósido. La investigación presentada permite individualizar, mediante perfiles fenólicos, parcelas con características únicas a lo largo de los años. Este es el primer informe que caracteriza vinos Malbec procedentes de varias IG (y parcelas individuales) en diferentes añadas. Estos resultados están fuertemente relacionados con las características de terroir de los vinos, contribuyendo a una mejor comunicación a los consumidores y a posicionar los vinos argentinos.

Vinos de Argentina

Como país productor de vino, Argentina lleva muchos años trabajando en varias líneas. Entre ellas, la categorización de vino de mesa y vino fino, aún vigente en algunos países. Y, a la inversa, tomó fuerza a partir de los criterios europeos de organización de los vinos. En primer lugar, según el origen de la uva y, en segundo, según otras variantes. Las regiones argentinas aún no han iniciado su camino de prestigio y las marcas son más importantes en la actualidad. Pero es cuestión de tiempo que éstas ganen protagonismo. Mientras tanto, un vino puede tener una marca de denominación, en primer lugar, seguida de su región según el esquema que se detalla a continuación.

Según la legislación argentina, un viñedo puede estar plantado en una zona distinta de las demás. Reconocidas por su especificidad, reciben una Indicación Geográfica (IG), por ejemplo; La Consulta, en el Valle de Uco, Agrelo, en Luján de Cuyo, Cafayate, en Salta, o las recientemente aprobadas Zonda, en San Juan, y Paraje Altamira, de nuevo en el Valle de Uco. En este caso, los vinos pueden hacer uso de esta IG, que da el origen de la uva, poniéndolo claramente en la etiqueta.

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